Pongamos que hablo de Madrid I Primera parte de tres sobre la capital de España

por | Mar 25, 2010 | Blog | 3 Comentarios

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Entiendo que había mil formas mejores de empezar un blog, para empezar este blog no es muy original en sí. Es un blog. el tropocientosmillonesquinientoscuarentaydosmilquinientosuno de wordpress, ahora hay que sumar los demás… vamos que ni pionero ni original. Encima para hincar el diente a lo único, reconozco que es un blog de fotografía, lo cual lo hace quizás más ordinario, aún más si cabe. Para finalizar me gustaría poner en duda inclusive la calidad de mi fotografía.

Para colmo lo empiezo con la “vulgaridad” de Madrid, entiendase como megalópolis normal y corriente, con sus hermosuras y fealdades como cualquier otra, con su espiritualidad colectiva como cualquier otra, con sus monumentos, como cualquier otra, con sus turistas. En fín, que no he sido un prodigio de originalidad, pero hay algo que si tengo claro.

¡Vaya pelotazo de fin de semana que me he pegado, compadre!

Así que con felicidad y con presteza, paso a contaros un poquito, pero como la verdad es que soy bastante malo escribiendo, las aderezaré con un fisquito de mi último tesoro, la GF1 + 20mm 1.7. El cual ha sido un descubrimiento y que seguro que alguna entrada se lleva, de momento os cuento. Resulta que me tocó ir a Madrid obligado para ver la orquesta sinfónica de Star Wars, una pena, porque además yo no soy nada friki de la serie, nada aboslutamente, ni tengo la banda sonora en mi ipod. Y claro tenía que llevarme a los niños, (mi novia  y mi hermano). Así que tomamos un vuelo desde La Palma (paraiso natural donde resido) hasta Tenerife, y teniamos que esperar un par de horas en el Aeropuerto, y claro, la GF1 con hambre de trabajo y yo con ganas de airearla, saqué fotos a los que esperan, a los pacientes pasajeros que nos damos cuenta muy a menudo de que cada día esperamos más en una sala de embarque que para que nos amen, que nos atiendan en cualquier sitio, cada día tenemos tiempo para vivir, y sin embargo esperamos horas para coger un vuelo sin inmutarnos. Y se produjo la chispita.

En ese momento sabes que hay algo, y que tienes que captarlo. Agradecí tener la cámara conmigo, y con esas me monté en el avión, fué un viaje bastante apacible, no recuerdo ningún tipo de problemas, lo que si recuerdo es que la luz entraba por mi ventana, y de vez en cuando el chiquillo que tenía delante la abría y la cerraba, y pensé, en una de estas te pillo. Efectiviwonder.

En el aeropuerto había llamado a mi amigo Don Francisco, para avisarle de que estariamos por esos lares, y el decidió que era hora de acogernos en su casa, y quien iba a ser yo para contradecir a un caballero. Así que decidimos pasar la noche en su casa, bueno más bien media noche, porque entre cenitas y darditos y algún roncito que otro nos dieron altas horas. De todas formas que ya me he ido a otra cosa, me pareció que al llegar a Madrid un atardecer precioso nos anunciaba un fin de semana épico. El sol no salió mucho más, pero me dejó su luz en mi sensor.

Al final tocó levantarse, y coger el metro, que grande hace el metro a sus ciudades, y que rápido las recorre. Desde dentro, de sus entrañas, desde el interior como portador de glóbulos rojos, blancos, plaquetas, celulas cancerígenas, proteinas, aminoácidos y bacterias chupocteras. Siempre me han gustado los metros de las grandes ciudades, siempre me ha gustado aprenderme sus caminos, algunos más claros que otros. Es interesante que cantidad de gente se puede transportar al mismo tiempo a la misa hora. Me sorprende. Y como no sus personas, no hace tanto que me doy cuenta de que lo que realmente me interesan son las personas. Y aún me siento tímido, cada día menos.

Hago un inciso para recordar que si alguien de las personas que salen en mis reportajes tiene algún problema con ello, no dude en preguntarme y en solicitarme su eliminación y así se hará. Pero espero que entiendan, entendais si leeis estas palabras, que lo único que intento es retratar la vida como yo la veo, rica, multihumana, momentanea, instantanea, llena de matices y colores.

Pasando página, y para finalizar esta primera parte del reportaje. Quiero despedirme con mi parte favorita de hacer fotografía, en la calle, a la calle, a los pasajeros de la calle, a los habitantes de la calle, a los transeuntes, a los caminantes, a los tristes a los alegres, a todos aquellos que llaman mi atención, de cualquier forma, por cualquier detalle, a los inmortales. Esa es mi pasión fotográfica, la gente. Vosotros, nosotros, Ellos.

Continuará…

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